Meson Restaurante As Fontes

He ido mucho a este restaurante a celebrar cumpleaños, comer el menú del día e incluso cervecear con amigos y es un sitio espectacular. La calidad de la comida, él precio y sobretodo el servicio que dan es de lo mejor. Los camareros son muy amables y atentos. Los menús del medio día muy buenos y con buena cantidad. Ponen buenas tapas con las cervezas y las raciones son muy ricas. Sin duda uno de mis lugares favoritos de la zona. Seguiré yendo mucho!

Muy rica comida. El ambiente un poco raro, vaya uno a saber como sería con mucha gente en el mesón. Nos ofrecieron percebes asturianos, muy ricos, bastante caros, costaron casi tanto como la parrillada de mariscos para dos personas. Al final de la cena, trajeron un orujo de cortesía para cada uno.

Un buen sitio para comer. Comida casera. Menú por 12 €. Buena relación calidad/precio en los alimentos y bien cocinados. Nos atendieron muy bien y rápido a pesar de no haber hecho reserva. Los postres muy buenos. El arroz con leche muy rico. No pongo 5 estrellas porque no me gusta que me traigan el segundo plato mientras que estoy comiendo aún el primero y porque todos los platos estaban templados, incluso la sopa y el caldo. Hoy en especial hacía frío y se agradece la comida caliente. Ni siquiera el café estaba caliente y eso que lo he pedido muy caliente.

Comimos en la terraza. La camarera es muy maja. La ración de gambas un poco escasa. El pulpo está bueno pero es algo mejorable. Lo mejor el arroz caldoso con bogavante. Estaba cocinado al punto y el sabor era excelente. La salsa de la ración de almejas muy buena, aunque la materia prima de las almejas algo mejorable también.

Buena comida gallega, variedad de platos, carta para elegir diferentes opciones. En la terraza exterior para comer bien. Los camarer@s atentos y profesionales. Cerca de la estación de tren del Ave de Atocha

Pides una bebida y te traen una tapa. Personal amable y servicio rápido. Relación calidad precio buena. La tosta de cecina buenísima y la tarta de queso no te puedes marchar de allí sin probarla (ración para compartir)

He desayunado hoy aquí y me ha sorprendido la tortilla . En su punto de cuajada tirando a poco a cuajada y al punto de sal.. es complicado comer tortilla fuera de casa que este rica. La verdad me gustaría probar comer aquí otro día. Tienen mariscos y asadores y menú para llevar . Trato able , había bastante gente desayunando también .

Vinimos de viaje del extranjero y nos tocaba hacer tiempo hasta que saliera el tren, así que llamé y enseguida me hicieron hueco y no me equivoqué (hice caso a las reseñas que tenían antes). La comida espectacular de buena y los platos enormes. El precio bastante bueno para cantidad y la calidad que ofrecen. Sin duda, la próxima vez vuelvo a este restaurante!!! 100% recomendable

Hemos pedido el pulpo a la gallega y la caldeirada de mariscos para dos. Comimos bien tres personas con eso, incluso sobró, así que las raciones tienen buen tamaño. No le ponemos 5 estrellas porque la caldeirada estaba muy salada para nuestro gusto. Atención correcta, unos camareros más majos que otros. Ambiente normal.

Muy buen sitio para comer,raciones abundantes y comida de calidad,trato del personal muy bueno

Restaurante con buen menú,13euros ,algo más caro que el resto de la zona ,la principal pega fue la rapidez del servicio y la falta de variedad de postre. En cuanto a la comida toda muy buena ,quizás mejoraría la hamburguesa al ir sin pan pero eso ya es el gusto de cada uno.

Cenamos de maravilla, la merluza, el bacalao, todo buenísimo, repetiremos sin duda. Calidad precio bueno

En esta zona hay varios sitios para tomar el aperitivo, y éste es de nuestros preferidos. Queda lo bastante cerca de la Estación pero sin tanto ajetreo y con un ambiente más de barrio. Además ponen buenas tapas y pinchos, que si te descuidas sales comido. Tienen una buena selección de vinos por copas, como se ve en la foto. Nos cogió demasiado temprano, pero tiene toda la pinta de que también se come fenomenal. Volveré, espero.

Excelente restaurante gallego localizado en área de Palos de Moguer, Madrid. Buen servicio y precio/calidad. Recomendado.

Llevamos años acudiendo a este estupendo sitio. La comida es muy buena y abundante. El servicio es esmerado y atento. El local es acogedor, además de tener una estupenda terraza donde pasar una velada muy tranquila y agradable. Muy recomendable.

Le he puesto una estrella porque no puedo ponerle cero. El personal atento,pero la comida malísima. He pedido unas croquetas y la masa estaba muy blanda y el rebozado mal hecho y gordo,con lo cual habían absorbido mucho aceite. También pedí calamares y me los han traído grasientos,sin rebozado y tenían un poco de gusto. Los he dejado y si bien es cierto que el camarero muy amable ha querido cambiarme por otro plato,a mí ya no me llamaba comer nada allí. Aún así me han cobrado el plato. Quizás ellos entiendan que sí ha salidoa mesa se cobre,pero si un cliente te deja el plato sin tocar,solo he probado una rueda de calamar,no lo cobres. Yo he tenido negocio y hay cosas que te las tienes que comer con patatas por el bien del cliente y por el tuyo propio. No volveré jamás. Y que quede claro que el camarero que me atendió estuvo muy amable y se le notó consternado

Un restaurante de los de siempre. Comida muy abundante y bien preparada. La relación calidad/precio/cantidad, inmejorable. Pedimos dos primeros y tres segundos y sobró un segundo entero. Los camareros muy amables, atención muy buena.

Buenos productos, platos generosos y buena atención.

Comida tradicional excelente y un trato muy profesional y agradable

Sitio perfecto para una comida informal. Pescados y carnes de muy buena calidad. La camarera búlgara (creo que es búlgara) es un primor. Super atenta y muy amable y simpática. Sitio muy recomendable. Lo bueno no es barato.

Mariscada para dos riquísima. Nuevo lugar para celebraciones. Recomiendo probarlo.

Menú de calidad y comida casera a precio increíble. Además, rápido rápido!

Restaurante Gallego con muy buena calidad y cantidad. Repito casi a diario su menú!!! Impresionante de bueno sus platos y sus postres... IM-PRE-SIO-NANTE. Su personal muy atento de todos los clientes y excelente trato. Aconsejable 100% y repito seguro

Comida muy rica y a un precio razonable. El trato del personal muy agradable y profesional. Aconsejable reservar antes de ir. Para repetir.

Muy buen restaurante gallego, excelentes raciones y la parrillada de mariscos estuvo formidable. Buen servicio atento y amable. Para terminar con digestivos cortesía de la casa: crema de orujo, pacharán y licor de hierbas.

Nos invitaron para celebrar "Un cumple para Laura". No sabíamos dónde nos metíamos, pero el ambiente era agradable. Balsa me preguntaba "¿Qué reseña le pondrás a esto, Mike?". Tuvimos un duelo de miradas... "Pobre, Jackie", pensé: "La paz nunca fue una opción". Nos acomodamos en la mesa y nos ofrecieron el aperitivo. Santiago sólo podía decir una cosa. Una: "Sí, sí. Aquí mucha birra y vino... ¿pero dónde está la tapa?" Guiñó el ojo en busca de complicidad, pero la realidad es que el cabr** acertó. Acto seguido nos pusieron unas aceitunas (muy ricas, dicho sea de paso), pero ninguna de ellas pudo saciarnos para matar ese gusanillo que se estaba convirtiendo en una Tenia deambulando por nuestros intestinos. Al contrario, seguíamos bebiendo como muertos de hambre, pensando que cada gota de alcohol nos aportaría alguna caloría. No podíamos esperar. Poco a poco, los primeros trozos de pan cayeron en batalla y desaparecieron sin dejar rastro. Algunas migas expandidas por el mantel delataban el porqué. Finalmente sucedió lo esperado. Empezaron a sacar los entrantes. Según los colocaron en la mesa, los mirábamos como los pilotos de Fórmula 1 cuando miran el semáforo antes del inicio de una carrera. Había que ser pacientes. Teníamos que ser educados. Fuertes. Hasta que el listo de turno decidió tirar la primera piedra. Por eso fue el listo: porque tuvo las pelotas de hacer lo que no hacían los demás: jalar. Pero la realidad fue otra. No comíamos. No masticábamos. Engullíamos como Homer Simpson. Plato tras plato. Botella tras botella. La empanadilla gallega, las berenjenas, los berberechos, los mejillones. ¡Todo! "¿Y las cáscaras también?", preguntó el pequeño Timmy. "Hasta las cáscaras, campeón. Hasta las pu**s cáscaras", le dije con mis ojos inyectados en aceite y pimentón. Sin embargo, cuando la Lubina y el e Entrecot entraron en el set, hasta la reina de cumpleaños se calló ante la semejante bulla que estábamos provocando. El alcohol estaba de nuestro lado. El hábil camarero, que además tuvo la gran consideración de preguntar y acordarse de quiénes habían pedido aquel inmenso trozo de carne un punto más hecho, colocó el plato principal delante de cada comensal. "Bueno, ¿qué? A esto hemos venido, ¿no?", dijo uno de los nuestros. Observé mi Lubina a la Bilbaína. "¡Dios! ¡A este bicho lo han pescado esta mañana en las costas del Cantábrico y me lo han traído a Madrid sólo para mí", pensé. Santiago me miró y me enseñó que él la había pedido también. "Tiene buen gusto ese, tío, no cabe duda". Empezamos a devorar y llenamos nuestros depósitos hasta que a algunos nos costaba respirar. No sabíamos si estábamos en el centro de la ciudad, en la Sierra o en Galicia. Aquella dr**a era buena. El primer asalto estaba ganado. Pero como toda buena historia, no debemos ser lineales y constantes. Sería muy aburrido. Demasiado. Así que el punto giro de media tarde manifestó un cambio en el desarrollo de los acontecimientos. El postre, no era postre. Era "Canela con postre". Siempre me gustó la vanguardia. Pero ese mosaico de dulces bajo un Everest de Canela no nos hizo ninguna gracia... Parecía un plato de comedor social (un pupurrí de restos). Los cafés fueron correctos, eso sí. Y la crema de Orujo fue como el "resucitamuertos" de Regreso al futuro III. ¡Menudo carminativo! Pero todo seguía yendo a peor (pero no un peor de "fatal", sino un peor de "jo**r, con lo bien que íbamos"). No fue por el trato de los camareros, que conste. Ellos aguantaron mucho más que los esclavos que hicieron posible "El valle de los caídos" a base de soportar a tanto borracho junto. Sino por la cadena de malentendidos entre los amiguitos de Laura y el personal del restaurante. Todos los problemas siempre convergen en dos puntos: en el dinero y en las dichosas matemáticas. Los había que no sabían cobrar, otros que no sabían contar y otros que no sabían hacer ninguna de los dos. Sólo beber. Y todo fue porque lo acordado no fue lo prometido. O dicho de otra manera: ya se fastidiará mi yo del futuro cuando tenga que solucionar esto.

Personal especialmente amable y simpático, nos trataron de 10, la calidad increíble, todo impecable, olía genial, una decoración muy chula.. en resumen un sitio encantador con buena comida buena gente y precio adecuado. Volveremos !!!

Me ha sorprendido gratamente. Si bien no es un sitio amplio, y las mesas están dispuestas de forma que tienes el espacio justito para comer, el personal es rápido atendiéndote, los pescados son muy frescos y de calidad y los platos están muy bien preparados. Estaría bien que mejoraran los aseos, que deslucen el lugar. Pero lo que es por la comida y la atención merece la pena volver.

No TODAS las veces está RICA la comida, No se en k consiste pero así me ha tocado. Unas veces digo está mejor en Áncora regreso y o decepción. Otras veces arriba pero si me ha tocado muy sabroso.

Menú del día imbatible, a 12 € Sitio que es una pequeña joya escondida, en los alrededores de Atocha... Funciona muy bien. Está siempre lleno. Parece una clientela habitual, la que acude. El trato por parte de los camareros, es muy bueno. La comida, de siempre. Casera y abundante. Bien cocinada. A ese precio, pocos menús puedo decir que sean de esta excelente calidad-precio.